Carlos Mota no es médico ni es una persona medianamente informada en temas de salud o de investigación científica. Carlos Mota es tan solo un experto en negocios con credenciales suficientes para hablar de temas de negocios y cuyo trabajo consiste en dar clases, dirigir programas de televisión, entrevistar gente y hacer comentarios en las columnas de opinión de periódicos y revistas o en espacios de televisión y radio.
La aclaración es pertinente porque en el número de Junio de 2011 de la revista GQ (edición México), el Señor Mota escribió un comentario llamado “MELOX O LA ACUPUNTURISTA” en la sección “MENTE DE NEGOCIOS” en el que, después de comentar su anécdota personal con la medicina (sin adjetivos) y con algunas disciplinas alternativas (homeopatía y acupuntura) concluye dándole una mayor verosimilitud a la eficacia de éstas últimas:
“Ahora cada vez que sufro de reflujo o tengo una mala tarde de gastritis aparecen siempre dos opciones: Melox o la acupunturista; en otras palabras: la ciencia de SanofiAventis versus la tradición centenaria china que reequilibra los pulsos eléctricos del cuerpo. No estoy peleado con la medicina alópata, pero ahora, de cada cinco ocasiones en que requiero atención, en cuatro utilizo los servicios de la acupunturista y en uno el de los gastroenterólogos”
Hasta aquí puedo entender (aunque no compartir) la decisión personal de don Carlos, que no descarta por completo el uso de la medicina, pero la evita en 4 de cada 5 casos, con lo que le otorga mayor confianza a las alternativas mencionadas que a un tratamiento probado. Es importante hacer notar que el Señor Mota no escribe como un experto en el tema, sino como una persona que cuenta una anécdota personal que de acuerdo a su forma de pensar justifica una decisión personal. Quien lea el texto con total objetividad no debe encontrar otra cosa en éste.
Me alegra saber que los males del Señor Mota han sido hasta hoy de una naturaleza tal que el efecto placebo ha sido suficiente para hacerlo sentir mejor mientras su organismo se las ha arreglado por sí mismo para remediar el problema. Sin embargo, hay un aspecto importante, desde la perspectiva del pensamiento crítico, en la forma en que el Señor Mota racionaliza su decisión personal de preferir las terapias alternativas a la medicina, en el siguiente párrafo:
“Siempre me ha llamado la atención que el discurso de Big Pharma –las grandes
empresas farmacéuticas globales- incluye una especie de mensaje sutil: la única forma de vivir saludable y de remediar nuestros males de la salud incluye, necesariamente, a la ciencia y sus soluciones: la medicina alópata, los hospitales, los médicos que documentan en artículos referidos sus hallazgos. Big Pharma premia la investigación científica, nos dice qué porcentaje de pacientes con tales o cuales síntomas desarrollan tal o cual complicación. Pero lo llamativo no es eso, que ya es casi costumbre, sino que nunca he escuchado una explicación, ni siquiera una insinuación, para conocer la opinión de esa comunidad científica respecto de cómo han hecho los pueblos milenarios para tener personas saludables, longevas y que nos han heredado este mundo.”
No sé en dónde ha leído el Señor Carlos Mota ese mensaje tan sutil pero estoy seguro que no en las insinuaciones de la “comunidad científica”. Yo creo que soy más o menos de su edad y he conocido muchísimos doctores en medicina, tanto como familiar, amigo, conocido, paciente, familiar de pacientes o lector, y nunca he leído o escuchado que ese mensaje se haga manifiesto, ni siquiera en el sutil entrelineado que da a entender el Señor Mota y que sospecho que es producto de su imaginación. Es más, normalmente cuando he sido un paciente con alguna molestia y llego a ver a un médico, el mensaje nada sutil que percibo es que mi problema se debe a malos hábitos personales como leer demasiado en computadora, comer en exceso, tomar demasiado café o sonarme la nariz con la boca cerrada (y otros peores que no menciono aquí por no excitar el seguro inexistente morbo del lector).
Para completar, la pregunta de Carlos Mota remata con lo siguiente:
“En otras palabras ¿cómo han hecho India o China para llegar al siglo XXI antes de
que existieran GlaxoSmithKline, AstraZeneza, Novartis, Bayer, Teva, Eli Lilly y demás laboratorios? ¿Qué metodologías médicas lograron que en los cuarenta mil años de historia del hombre sobre la Tierra perdurara la raza humana?”
Creo que Carlos Mota no sabe mucho de ciencias naturales, ya que su forma de plantear la pregunta de “¿Por qué nadie me explica cómo sobrevivieron los chinos antiguos sin la industria farmacéutica contemporánea?” contiene varios errores de concepto, por no decir de falta de conocimiento:
1) Se queja de no escuchar ninguna explicación a ese punto por parte de la comunidad científica, y pide por lo menos una insinuación. En realidad hay no sólo insinuaciones, sino explicaciones nada sutiles. El fallo aquí es que no basa su opinión en la falta de una explicación verosímil al dilema que plantea, sino a que dicha explicación no le ha sido dada a él. El hecho de que él no haya escuchado una explicación verosímil no prueba que ésta no exista, sólo que él la desconoce.
2) Para empezar, las antiguas civilizaciones de China e India sí tenían disciplinas medicas que funcionaban, sólo que no tenía la estructura organizadora de las disciplinas científicas de la era postindustrial. No todos los chinos de la antigüedad se curaban con agujitas clavadas en la piel, aunque es posible que varios de los que sí lo hicieron hayan pescado alguna infección en el intento. Las medicinas tradicionales de todos los pueblos antiguos no dejaron de usarse con la aparición del método científico, sino que se usaron como cuerpo de conocimientos base para la aplicación de éste. Por ejemplo, los pueblos antiguos del mediterráneo usaban la corteza del sauce blanco para aliviar el dolor. Hoy no usamos el sauce blanco, pero usamos un compuesto extraído de esa planta y sometido a pruebas clínicas: el ácido acetilsalicílico.
3) Lo que no existía en la antigüedad era el término “alópata”, que fue inventado junto con la homeopatía en el siglo XIX para designar a las prácticas médicas que no seguían el principio propuesto por Hahnemann de que “lo similar cura lo similar”. La práctica médica de los pueblos antiguos era, salvo excepciones, mucho más parecida a lo que Carlos Mota llama “alópata” que a la homeopatía.
4) La homeopatía era completamente desconocida para los chinos y para el resto de la humanidad hasta el Siglo XIX, época en que el médico Samuel Hahnemann la inventó. Si dice que la homeopatía, le “…estabilizó el aparato respiratorio y, milagrosamente, también el sistema digestivo…” ¿Por qué no se pregunta también cómo conservaron las facultades respiratorias y digestivas los seres humanos que vivieron antes del siglo XIX?
5) Es más, si la acupuntura sólo se usaba en China (y sus alrededores) y la homeopatía no existía hasta el siglo XIX ¿Cómo sobrevivieron los egipcios, griegos, aztecas, mayas, vikingos e incas durante tanto tiempo?
6) Hace como 150 años un señor llamado Charles Darwin explicó como sobreviven y se adaptan las especies y los individuos en un ambiente de competencia biológica. Al día de hoy ésta es una de las teorías científicas con mayor aceptación, estudio y difusión en el mundo y no solo insinúa, sino que también explica como pueden sobrevivir los organismos más aptos y transmitir sus genes a la siguiente generación. Los que no lo logran mueren. La explicación que Carlos Mota no ha escuchado por estar captando sutiles mensajes del malévolo monstruo denominado “big pharma” está ahí. Hace cuarenta mil años la única metodología médica posible consistía en dejar atrás al que enfermaba y continuar adelante con los que podían sobrevivir, más o menos lo que siguen haciendo el resto de las especies del planeta.
Entiendo que Carlos Mota es experto en negocios, así que yo mejor plantearía preguntas relacionadas con el aspecto comercial del caso:
1) Si la homeopatía y la acupuntura son lo preferible en el 80% (4 de cada 5) de los casos y su aplicación es muy barata ¿Por qué los seguros de gastos médicos mayores no las imponen en lugar de los costosos tratamientos que los asegurados reclaman?
2) ¿Qué negocio es más redituable: ese en el que se invierten enormes sumas para investigación y desarrollo, sumas que necesitan repercutirse en los precios al consumidor final para poder sostenerse en el mercado o, el alternativo, en el que no se requiere investigar nada y no hace falta ningún costoso insumo como no sea la fe del paciente?
Son preguntas.
Muy bien, Antonio. Sólo quisiera agregar que Carlos Mota se equivoca en un punto crucial al afirmar que las "civilizaciones milenarias" tenían un nivel de salud comparable al que se puede encontrar en los países industrializados. Nada más distante de la realidad. Hasta principios del siglo XX, la esperanza de vida en países occidentales era de 40 años, y en países más fregados, aún menor. Chequen el video que puse en uno de mis posts previos, para verlo ilustrado claramente. La medicina moderna, basada en la ciencia, ha logrado casi duplicar la esperanza de vida, cosa que ni la homeopatía ni las "tradiciones milenarias" nunca pudieron, y resulta que ella y "Big Pharma" son los malos...
ResponderEliminarRibozyme: en realidad Carlos Mota no llega al extremo de afirmar que el nivel de salud de las civilizaciones antiguas era comparable al de la nuestra, sino tan sólo se pregunta como pudieron sobrevivir hasta hoy. Sin embargo la omisión del hecho de que sobrevivieron con esos niveles de salud tan bajos que se reflejan en la espectativa de vida ya es una forma de decirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Antonio y Ribozyme:
ResponderEliminarCoincido con ustedes. Una cosa es sobrevivir y otra cosa es comparar la calidad de vida de los que sobrevivían antes y de los que sobreviven ahora.
Antonio, nunca me interesó el tema de la acupuntura, pero tu artículo me provocó curiosidad y me enteré de algunas cosas interesantes.
Un cierto tipo de terapia con agujas se puso de moda durante un corto tiempo en Europa alrededor de 1820. Un siglo después, el francés George Soulié de Morant introdujo la acupuntura con una serie de publicaciones pseudocientíficas a partir de 1929.
Soulié es considerado como un gran charlatán, pues en realidad trabajó como traductor diplomático a principios del siglo XX en China y no como médico o investigador. Sin embargo Soulié logró convencer a médicos y pacientes de la técnica. Después de la década de los 1940s se popularizó a nivel mundial.
Por otra parte, la acupuntura en China era una práctica marginal y su enseñanza prohibida desde 1822. Tuvo un renacimiento apenas en 1955, precisamente por el éxito experimentado en Europa. Fue entonces que se inició el “boom” de la acupuntura y la herbolaria china como producto de exportación número uno.
Además, el tipo de acupuntura que introdujo Soulié, nada tiene que ver con la práctica terapeútica con las agujas que se practicaba en China. Al parecer hoy en día hay dos frentes: el de los seguidores de la acupuntura inventada de Soulié, y el de los seguidores de una línea apegada a la tradición china, que quieren sin embargo, otorgarle un sentido científico.
En 2006 solicitó China a la UNESCO incluir la acupuntura en la lista del “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”, pero la solicitud fue rechazada. Se imaginan qué hubiera pasado de haberse aceptado?
Y volviendo a Mota, cuando dice que su acupunturista es china, quiere tal vez enfatizar que se trata de una representante “original” de la técnica milenaria más pura. Pero, no son los chinos los campeones munidales en imitación y piratería?
Hasta pronto
C.
Mi pregunta final suena a cliché y generalización sin sustento. La retiro. Pero sigo pensando, que una acupunturista china no garantiza el ejercicio de una terapia "auténtica". Hablar de una terapia "efectiva" no viene al caso.
ResponderEliminarConcepción:
ResponderEliminarEl tema de la acupuntura es más complicado que el de la homeopatía. La razón es que la acupuntura, a diferencia de la homeopatía, sí hace algo con el cuerpo, y no sólo le hace creer que le hace algo (como la homeopatía). En realidad lo que menos importa de la acupuntura es que se practique como lo indicaban los antiguos chinos o no. Lo que importa es el resultado de los estudios clínicos que se hagan. A este respecto, hace unos años se hizo un estudio en el que se comparó el uso de la acupuntura para tratar el dolor bajo lumbar agudo con tratamiento a base de masajes y se encontró que la acupuntura puede ser un poco más eficiente aunque, como parte del estudio, se comparó el uso estricto de las recomendaciones de la acupuntura tradicional china con poner las agujas en donde se le ocurra al que las aplica y resultó que no hay ninguna diferencia. La conclusión fue más o menos que falta (faltaba) más investigación (los resultados no eran concluyentes) y que la forma en que se colocan las agujas no tiene efecto sobre los resultados.
(Puedes ver mi traducción del post de Steven Novella en http://delenda-est-carthago.blogspot.com/2007/11/pero-funciona-la-acupuntura-el.html)
En realidad, la acupuntura no está descartada como tratamiento terapéutico para algunos males aunque al momento (el año pasado) tampoco había estudios concluyentes: http://www.nhs.uk/Conditions/Acupuncture/Pages/Evidence.aspx
Un abrazo.
Hallo Antonio,
ResponderEliminarGracias por las referencias de lectura. Efectivamente, no se puede hablar de un efecto placebo en ese tratamiento.
Hasta ahora pensé que se trataba de una terapia alternativa, ofrecida en consultorios privados, sin embago, al parecer se encuentra integrada a la medicina moderna en varios hospitales alemanes. Existen equipos médicos mixtos que tratan a pacientes específicos y hacen investigación clínica al mismo tiempo. Tal vez también reciban financiamiento estatal para esa investigación. Si fuera así, el costo del tratamiento estaría también incluido en los servicios médicos de los afiliados. Ya me enteraré de eso y te informaré.
Hasta pronto
C.
Muy buen post. Deberías hacerle llegar tu respuesta a Carlos Mota. Un saludo y un abrazo a los zombis.
ResponderEliminarM_Viol: gracias por tu comentario. Es buena idea. Trataré de enviarle un correo desde la casa. Un abrazo igualmente.
ResponderEliminarAntonio: Disculpa mi cinismo, pero dudo que te conteste, y de cualquier manera, lo más probable es que opine que eres un esbirro de Big Pharma (o "la Farmafia", como alguien ingeniosamente acuñara un término semejante para el español ¿No fuiste tú? Mi memoria es mala para esas cosas). Es mi observación que aún personas inteligentes e informadas tomen una actitud muy negativa cuando se cuestionan sus prejuicios, aún cuando se les proporcionen evidencias del error (en los últimos días he tenido algunos disgustos por ese hecho). Si se trata de una persona "de prestigio" (o que ella se considere así), la cosa todavía es peor.
ResponderEliminarRibozyme: yo dudo que me conteste porque seguramente recibe más de 500 correos al día.
ResponderEliminarUn abrazo
Excelentísima columna. La comparto. Carlos motamejor no opino, pero se ha lanzado también contra la filosofía y ha dicho muchas tonterías. Y bueno, para refutar su tonto comentario, basta con darse cuenta de que si la acupuntura funcionarala industria farmacéutica ya estaría vendiéndola como loca.
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