domingo, 22 de julio de 2012

La Hipótesis Nula y el "Fraude Electoral"

Ahora que con las elecciones se ha vuelto popular saltar a conclusiones con información incompleta y dudosa, creo que vale la pena recordar cómo hacen la ciencia y su asociado más general, el pensamiento crítico, para lidiar con ese tipo de información. Se utiliza el concepto de "hipótesis nula", que en lenguaje llano más o menos equivaldría a "no pasa nada, todo es normal". Por ejemplo, en las elecciones, la hipótesis nula es que las elecciones se hicieron bien y que el candidato con más votos es el ganador (es decir, no hay una correlación "rara", como compra de votos). Lo que se hace en esos casos es apegarse a la hipótesis nula, que se toma como verdadera, y sólo se rechaza cuando hay INFORMACIÓN SUFICIENTE para hacerlo. Aquí un pequeño fragmento que entre traduje y redacté de mis pistolas:

La práctica de la ciencia involucra la formulación y prueba de hipótesis, es decir, declaraciones que pueden llegar a ser probadas como falsas mediante el uso de datos observados. Cuando se la utiliza, la hipótesis nula se presume verdadera hasta que una prueba estadística en la forma de una prueba empírica de la hipótesis indique lo contrario.  
La hipótesis nula de manera típica establece que no hay relación entre dos fenómenos medidos o que un tratamiento potencial no tiene efecto alguno. A esta hipótesis la acompaña una hipótesis a la que se llama alternativa y que declara alguna relación observada entre los fenómenos medidos (mientras que la nula mantiene que tal relación no existe y las posibles variaciones se deben a "ruido" normal, al azar). 
Debe entenderse que la hipótesis nula nunca puede probarse. Un conjunto de datos sólo puede rechazarla o fallar en hacerlo. Por ejemplo, si se comparan dos grupos y el análisis no revela una diferencia significativa entre los dos, no significa que en realidad no exista esa diferencia, sólo que no existe evidencia suficiente para rechazar la hipótesis nula (es decir, el experimento falla en rechazar a la hipótesis nula).

Agrego: no se vale saltar a la hipótesis alternativa en ausencia de datos insuficientes porque es la que me gusta, la que espero o la que "estoy seguro de que es la buena" (o "yo lo vi con mis propios ojos" o "un amigo de  mucha confianza me lo contó")...

viernes, 29 de junio de 2012

¿Y ahora qué hacemos con nuestra desilusión?


Todos hemos pasado por una desilusión, sabemos lo que significa desengañarse y sentirse confundido. ¿Pero qué tal después? Tras el trago amargo viene la redefinición de objetivos y una nueva perspectiva. Sobre la desilusión personal no es necesario abundar más.

Me interesa describir la desilusión individual que lleva a grandes procesos creativos y de revolución del pensamiento. También quiero describir la desilusión colectiva que genera y desemboca en cambios estructurales de la sociedad.  

Hace días me encontré con una definición muy interesante sobre la desilusión, pronunciada  por Max Planck en su conferencia “La posición de la nueva física ante la intuición mecánica de la naturaleza”, durante la Reunión de Científicos y Médicos Alemanes de Königsberg en 1910. Planck expresó formidablemente la relación entre la desilusión y el aprendizaje:

"También una desilusión, cuando es exhaustiva y definitiva, significa un paso hacia adelante. Y el sacrificio al que va unida la resignación, será compensado en abundancia con la obtención de los tesoros del nuevo conocimiento”  

En 1875 Max Planck se graduó en matemáticas y física en la Universidad de Múnich. Cuando externó el deseo de continuar sus estudios en el área de la física teórica, su profesor Philipp von Jolly le aconsejó dedicarse a ota cosa, pues los avances logrados en la termodinámica, la mecánica y la electrodinámica convertían a la física en una ciencia madura. Von Jolly y sus colegas consideraban que hacía falta definir uno que otro concepto y comprobar una que otra teoría para considerar a la física en la cúspide de su desarrollo.  

Max Planck ignoró la recomendación del físico experimental, se fue a Berlin y desarrolló sus estudios teóricos para revolucionar después a la física clásica y recibir en 1918 el Premio Nobel por sus aportaciones.

Sin embargo, Planck vivió un intensa lucha personal que confrontó sus conocimientos de la física clásica y sus creencias religiosas con los resultados de sus descubrimientos científicos. En 1910 Planck describió su conflicto personal en una carta:

Sintetizado, puedo calificar todo el hecho como un acto de desesperación. Soy pacífico por naturaleza y evito las aventuras inquietantes, pero desde hace seis años me he debatido con el problema del equilibrio entre radiación y materia sin encontrar un resultado. Yo sabía que era un problema fundamental para la física y conocía la fórmula que expresa la distribución de la energía en el espectro normal; entonces debía encontrarse una percepción teórica a cualquier precio, aunque éste fuera muy alto. La física clásica no alcanza para eso, de eso ya me dí cuenta.”

Al recibir el Premio Nobel, Planck enfatizó el valor de sus aportaciones científicas, pero nunca pudo decidirse por uno de los dos teoremas principales de la termodinámica:

“... la constante cuántica tuvo que jugar un papel fundamental en la física, en ese entonces se presentó algo muy nuevo para mí, hasta entonces inaudito, que parecía estar llamado a rediseñar nuestra forma de pensar la física, la cual, desde la fundación del cálculo infinitesimal de Leibniz y Newton se sostenía en la suposición de continuidad de todas las relaciones causales.”

Con la desilusión de Planck quiero destacar el aspecto positivo de las grandes decepciones. La desilusión nos permite abandonar una ilusión creada con anterioridad, liberarnos de una imagen falsa que teníamos de alguien, o una interpretación errónea que hicimos de algo. De esa experiencia resulta siempre un conocimiento nuevo.

Generalmente relacionamos a la desilusión con tristeza, frustración o resignación, pues  significa la destrucción de espectativas, esperanzas o percepciones. Ilusionados, privilegiamos la fantasia y la imaginación, nos engañamos a nosotros mismos.

A nivel colectivo, también nos creamos ilusiones respecto a ideas políticas, tendencias económicas o creencias religiosas. Las posibilidades de desilusionarnos aumentan cuando nos hacemos preguntas y buscamos respuestas. Es decir, cuando ponemos en tela de juicio las verdades absolutas y las creencias heredadas. No cualquiera se aventura a confrontar ésto con la diversidad de posiciones e ideas opuestas.

Retomo mi pregunta inicial: ¿Y ahora qué hacemos con nuestra desilusión? Me refiero concretamente a la desilusión colectiva que compartimos los mexicanos. A lo largo del siglo XX, a la sombra del partido único en el poder y después, con la experiencia de dos sexenios panistas en el siglo XXI, la decepción colectiva ante el Estado, los políticos y las instituciones de gobierno es más que evidente.

Así, la amenaza del regreso del PRI al poder responde a la desilusión colectiva de un amplio sector de la población durante dos sexenios panistas. Mientras que otra mayoría desilusionada apuesta por la opción de la izquierda. Asimismo, la mediocre constelación de los cuatro candidatos para 2012, refleja la profunda decepción hacia la figura presidencial. 

"¿Por cuál candidato presidencial votar ahora? ¡Decídete por el menos peor!"
Francisco Javier Lagunes Gaitán (fb)
 
¿Por qué hablo de desilusión colectiva? Nadie puede negar la decepción generalizada y sus expresiones más evidentes en el miedo, la desconfianza, el abuso de autoridad, la impunidad, la corrupción, la indiferencia, pero también en la rebeldía inteligente de los estudiantes de la Universidad Iberoamericana y en el activismo espontáneo de los jóvenes que conforman el movimiento“Yo soy +132”.  

Hace ya varias semanas que empecé a considerar la desilusión como un importante fenómeno colectivo en el México del siglo XXI. Y es que el concepto desilusión es un nuevo enfoque empleado por los historiadores, para entender desde otro punto de vista, los acontecimientos que implican el desmantelamiento colectivo de las espectativas sociales, generadas en momentos específicos de cambio. Un momento como en el que protagoniza México actualmente.  

La desilusión es una característica de las sociedades modernas, cuando a partir del siglo XVI entraron a escena nuevos actores políticos y sociales y se diversificó su espectro de intereses, ampliando las espectativas de participación e igualdad.  

Un ejemplo histórico de la desilusión colectiva es la Ilustración, pues destruyó a gran escala,  las ilusiones que la humanidad tenía sobre sí misma, sobre el mundo y sobre Dios. Y todos conocemos los aspectos positivos y multiplicadores de la Ilustración.  

Sin embargo, la desilusión alemana tras la derrota en la Primera Guerra Munidal, desembocó en el proceso de descontento y radicalización, que llevó en 1933 al Partido Nacionalsocialista al poder.  

Otra condición para experimentar la desilusión colectiva es la creación de grandes espectativas tras un cambio estructural. Por ejemplo, los movimientos de descolonización en África en las décadas de1960 y 1970, que desembocaron en dictaduras y guerras civiles. 

La caída del Muro de Berlín en 1989 también generó epectativas que no se han concretado. Un fenómeno cultural surgido de la desilusión es la Ostalgie, la nostalgia por el Este comunista y el olvido selectivo de sus aspectos más negativos, sobre todo en materia de derechos humanos.    

En las elecciones del 24 de junio, el pueblo egipcio eligió por primera vez a un presidente de manera democrática. Y votó también por el menos peor, es decir, tuvo que decidirse entre el candidato de los militares o el candidato de los islamistas. El gran reto ahora, es concretar las grandes espectativas creadas durante la Revolución Árabe. La experiencia de la desilusión colectiva logró liberarse de un dictador y el yugo militar, es de esperarse que la sociedad egipcia sepa exigir al nuevo gobierno un cambio verdadero. 

¿Y qué haremos los mexicanos con nuestra desilusión? Compartimos el descontento por la desigualdad, la violencia y la disminución de la calidad de vida. Existe un convencimiento colectivo de que las perspectivas no son favorables y de que el cambio es necesario. Por eso México votará por el candidato menos malo. Sin embargo, la diversidad de intereses y de niveles de información de los distintos sectores sociales, dificultan un cambio que llegue a satisfacer las espectativas de las mayorías. 

El resultado de las elecciones de julio no se traducirá en un cambio inmediato que erradique la corrupción y el desprecio por la educación y la investigación científica, por ejemplo. Los ejemplos históricos de las experiencias de desilusión colectiva que describí anteriormente muestran ante todo, que se trata de procesos que abarcar largos periodos de tiempo y exigen un esfuerzo que va más allá del ejercicio del voto.  

La sabiduría popular dice que la esperanza muere al último. ¡Pero también muere! Por su parte, Gabriel Zaid es más optimista. “Se comprende el pesimismo de los que sienten (como en el antiguo régimen) que no estamos preparados para la democracia; y que es mejor la presidencia absoluta. Pero no hay que ser tan pesimistas, ni olvidar las barbaridades de la presidencia absoluta. La democracia se hace lentamente y desde abajo, fuera de los partidos y fuera del Estado, construyendo una vida pública más autónoma y, en particular, organismos ciudadanos que obliguen a funcionar debidamente esta y aquella ventanilla, por lo pronto. La sociedad mexicana avanza desde hace décadas, y ahora lleva a rastras una clase política que estrena su libertad del yugo presidencial, la disfruta ampliamente y busca su interés antes que el interés público.”


Yo no espero grandes sorpresas. Insisto, la desilusión colectiva vota por el candidato menos malo. Los resultados tras las elecciones pueden desembocar en la resignación, la frustración, la radicalización o bien, la negociación de las espectativas acumuladas. De cualquier modo, estamos por iniciar un nuevo gran proceso de aprendizaje. Y eso, es lo más importante. 




viernes, 22 de junio de 2012

Los Salafistas de Cartago


La gran Cartago dirigió tres guerras.” Escribió alguna vez Bertolt Brecht. “Después de la primera todavía era poderosa, después de la segunda todavía habitable. Después de la tercera ya no era posible encontrarla.” El binomio “Cartago” y “delere” pasó a formar parte de la historia.  

Delere: Destruir, destrozar, demoler, borrar, anular, causar estragos. 

Cartago ha sido nuevamente escenario de la destrucción, pero ésta vez, dirigida a destrozar obras de arte, a anular la libertad de expresión, a causar estragos en la cultura, a borrar los rasgos de progreso y civilización, a demoler el pensamiento crítico y a borrar del mapa a un Estado laico para imponer la Sharia y hacer de Túnez  una república islámica. Esta vez, los causantes de la destrucción no son las legiones de un imperio enemigo, sino las hordas islámicas autóctonas: Los Salafistas de Cartago. La palabra Salafista se deriva del vocablo árabe salaf, que significa “los ancestros piadosos”.  Es una rama del Islam conservadora, particularmente radical e intolerante.


Del 2 al 10 de junio se presentó en el Palacio Abdellia de la ciudad La Marsa, a 18 kilómetros de la capital Túnez, la muestra de arte contemporáneo titulada “Primavera del arte”, con obras de artistas independientes y patrocinada por el Ministerio de Cultura. 

 En un acto de autocensura, previo a la inauguración de la exposición en el Palacio Abdellia, los curadores decidieron retirar la invitación al artista plástico Electro Jaye al considerar sus carteles como una crítica directa al Partido Ennahda. Los posters de Jaye muestran la estrella de David, una cruz y la media luna con el texto:  „République Islaïque de Tunisie“. Se trata de un juego de palabras que, en “Islaïque” combina las palabras islámista y laicista. Lo cual se lee como „República Islaicista de Túnez“. 
(Foto Jaye/Artinfo)

 El domingo 10 de junio, un grupo de visitantes, tres hombres y una mujer con velo, exigieron a los curadores de la muestra retirar una serie de obras por considerar que ofendían los valores sagrados del Islam. Los organizadores se negaron a tal petición. El grupo amenazó con acciones jurídicas y lanzó un ultimátum para retirar las obras antes de las seis de la tarde, prácticamente poco antes de la clausura oficial del evento. Algunos artistas que se encontraban ahí, comentaron el incidente a través de las redes sociales y pronto se reunió un grupo de unas 200 personas en las instalaciones de la muestra para apoyar a los artistas. Poco después fueron desalojadas por la policia de manera pacífica. Pero también los visitantes inconformes hicieron uso de las redes sociales para publicar los nombres de los artistas y para incitar una gran movilización. Cerca de la medianoche, un grupo de Salafistas se reunió fuera del Palacio Abdellia, irrumpieron en las salas y destruyeron una docena de cuadros, esculturas e instalaciones.    

Entre ellas, se encontraba un tríptico de un hombre con los ojos, las orejas y los labios cocidos con hilo y aguja; el retrato de un hombre barbado y enojado al que le salía humo por las orejas; un acto femenino frente a un grupo de hombres barbados; una obra titulada “Ring”, la cual mostraba una serie de rostros femeninos pintados en los sacos de entrenamiento que usan los boxeadores; una representación de la palabra “Alá” formada con los cuerpos de hormigas. En algunos medios se dice que no eran hormigas, sino moscas muertas.


 
 “Smell”, instalación de Nadia Kaabi-Linke expuesta durante la Bienal “Cartago Contemporáneo” en el Centro Cultural Akropolium en la ciudad de Cartago. 
La leyenda salafista “No hay más Dios que Alá y Mohamed es su profeta”, formada con flores de Jazmín cocidas sobre un paño negro, desaparece cuando se marchitan y caen. Al final queda la bandera negra de los Salafistas como muestra de lo poco que representan para el futuro de Túnez. 
(foto dpa/SZ)

 La destrucción de las obras de arte marcó el inicio de una ola de disturbios durante varios días en varias ciudades del país. Además de causar daños a centros de cultura y al Instituto de las Bellas Artes, los Salafistas incendiaron puestos de policía, oficinas de partidos políticos laicos, bares y tiendas donde se vende alcohol. Cientos de personas resultaron heridas, una murió y se registraron más de 150 detenciones. 

Túnez es considerado un país liberal, recordemos que ahí se inicio la Primavera Árabe, que a nivel interno desembocó en la Revolución del Jazmín, que destituyó al presidente Zine el Albidine Ben Ali (en el poder de 1987 a 2011).  Sin embargo, los intereses de los grupos islámicos lidereados por los Salafistas dominan la conformación del gobierno de coalición a través del Partido Islámico Ennahda (“Partido del Renacimiento”, prohibido antes de 2011 y ahora uno de los más fuertes en el país.

Las declaraciones de las autoridades sobre los hechos muestran el nivel de infiltración del pensamiento  religioso en las estructuras del nuevo gobierno, aparentemente laico. El Ministro de Cultura Mehdi Mabrouk dijo defender la libertad del arte, pero al mismo tiempo expresó que el arte no debía tocar los temas sagrados o símbolos religiosos, ni ser revolucionario. Además acusó a los artistas de no acatar su obligación moral y jurídica, y les recomendó evitar cualquier provocación para asegurar la libertad de expresión. Finalmente calificó a varias de las obras destruídas como de baja calidad artística. Por su parte, el Ministro de Derechos Humanos Samir Dilou calificó la irrupción en el Palacio Abdellia como un acto terrorista, pero enfatizó que el pueblo tiene derecho de encolerizarse ante el arte que ofende a Dios. Como era de esperarse, el Ministro de Asuntos Religiosos Nourredine Khadami exigió que la violación de los símbolos sagrados del Islam debería castigarse con la ley.
 
Los analistas políticos coinciden en que las revueltas responden a la manipulación orquestada entre los Salafistas y el Partido Ennahda para debilitar a los partidos laicos con los que comparte el poder.  Ennahda esta conformado con una base islámica conservadora, empeñada en “defender” al Islam y reducir el rango de libertad de la población, a imponer la Sharia en la Constitución y a hacer de Túnez un Estado islámico.  

 “Los musulmanes creen ser protegidos por Alá. Los islamistas creen tener que proteger a Alá”  
Hamed Abdel-Samad, politólogo e historiador alemán con raíces egipcias, miembro del Consejo Asesor de la Fundación Giordano Bruno.
(Foto fb)

 Los Salafistas hacen todo lo posible por materializar la sentencia que los identifica: “Regresar al Corán”, eso significa imponer los preceptos religiosos en todos los aspectos de la vida. Uno de sus objetivos más ambiciosos es la reimplantación del califato, como una manera de distinguirse de las corrientes más moderadas que consideran a la democracia y el socialismo como sistemas compatibles con el Islam. En su lógica religiosa, su estrategia busca liberar a Túnez de la democracia e instalarlo en un estado de desarrollo similar al que existía en los tiempos de la tercera generación después de Mahoma. Sueños magufos, pero peligrosos. 




sábado, 24 de marzo de 2012

El Estado Laico Mexicano

Roberto Blancarte, investigador del Colegio de México, define al Estado laico como un instrumento jurídico y político al servicio de una convivencia plural, pacífica y armónica. Es decir, como un espacio de la democracia.

Con la visita del Papa Benedicto XVI a México, no tardó en tematizarse precisamente, la anulación del Estado laico. Y es que la visita papal en un año electoral levanta sospechas bien fundamentadas. El manejo propagandístico del partido en el poder es indiscutible. Mientras que los candidatos de los otros partidos reaccionan bajo el principio aquel de “el que se mueve no sale en la foto.”

Los ciudadanos expresan su inconformidad ante el cambalache de „votos por devotos“. Y el rechazo es justificado, si se considera el poder de convencimiento que los slogans oficiales logran en la conciencia colectiva de los votantes católicos mexicanos: “Papa, reza porque se acabe la violencia y regrese la paz”. En el mismo tono van los comentarios de los seguidores de la página oficial de la Conferencia del Episcopado Mexicano en facebook.

Por eso no está de más recordar el texto ya clásico de Fernando Savater sobre las cinco tesis del laicismo. Para el caso específicamente mexicano, resulta particularmente interesante la serie “El Estado laico: el espíritu de la libertad”, coordinada y conducida por Roberto Blancarte.

El primer programa, Capítulo I. Definiciones, aborda los conceptos básicos: Estado, laicidad, laicismo, libertad de conciencia y secularización. El segundo programa, Capítulo II. El Estado laico en México se centra en los aspectos históricos de la relación Estado-Iglesia en nuestro país. Los otros programas de la serie son: Capítulo. III. Religión y política, Capítulo. IV. Laicidad y bioética, Capítulo. V. Derechos sexuales y reproductivos.

Bien, los invito a la discusión y distribución de los videos de la serie, cuya actualidad es permanente, dadas las formas de hacer política y de practicar la religión en nuestro país.

domingo, 12 de febrero de 2012

El Día de Darwin

El 12 de febrero se celebra a nivel mundial el aniversario 203 del nacimiento del naturalista inglés Charles Darwin (12.2.1809- 19.4.1882). Para hoy se organizaron ciclos de conferencias, cátedras magistrales, visitas al zoológico, tertulias bohemias, cenas de gala, fiestas en el campus universitario y en las redes sociales. Aquí principalmente hay desde hace varios días un intenso intercambio de todo tipo de materiales virtuales: Mensajes, fotos, artículos, fuentes documentales y videos sobre Darwin.


Quiero rescatar tres materiales que encuentro particularmente interesantes.


1. La entrevista que la revista “Evolution” hizo al Dr. Robert Stephens, iniciador del "Darwin Day" en la Universidad de Stanford a principios de los 1990s. Stephens rememora los inicios de la celebración en su cubículo con algunos colegas y la cooperación de universidades, organizaciones de librepensadores e iniciativas particulares. También se refiere a los objetivos y logros de llevar la cultura científica al público en general.


Le entrevista se encuentra aquí.


2. La noticia dada a conocer hoy, de que el biólogo mexicano Antonio Lazcano, catedrático de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México dirigirá el Centro Lynn Margulis de Biología Evolutiva de Galápagos, de la Universidad San Francisco de Quito en Ecuador.

3. La conferencia del Dr. Antonio Lazcano titulada “El falso debate entre el creacionismo y la perspectiva evolutiva”, presentada en el VI Congreso Latinoamericano de Ciencia y Religión en la Universidad Panamericana en octubre de 2011.


La conferencia se encuentra aquí.


Happy Darwin Day!!!