miércoles, 29 de junio de 2011

Una lectura casual a “Voto Católico“

Gracias a un correo de Antonio me enteré de la existencia de la página electrónica “Voto Católico".

Lo primero que llamó mi atención fue el binomio (nombre y logotipo) “Voto Católico”. La enorme “t” ocupa dos pisos del edificio que forman las dos palabras. Es una casualidad además, que la “t” se parece tanto a la cruz “”. Se erige a manera de columna o torre de iglesia, desde los cimientos y sobresale por arriba del techo. La “t” no solamente une de manera gráfica las dos palabras, sino que les otorga una nueva dimensión y las convierte en una unidad indisoluble de fe y civilidad o “fe patriótica”.

Por si el mensaje subliminal no fuera suficiente, la frase que sigue lo reitera con letras rojas (y esa extraña y arbritaria combinación de mayúsculas).

“Los católicos votamos por la VIDA y la FAMILIA”

Lo que viene después es propaganda pura y extrema, pero no política, sino doctrinal. En la ventana central se suceden una serie de cuatro mensajes con sus respectivas imágenes. Son los temas que “Voto Católico” pretende cimentar como criterio para otorgar el voto ciudadano:

“El ABORTO LEGAL mata a 42 millones de niños cada año en el mundo”, con la placativa imagen de un feto.

“La ADOPCION por PAREJAS HOMOSEXUALES niega al niño el derecho de tener papá y mamá”, acompañado de la imagen de un niño pequeño.

“La eutanasia comenzó como un programa NAZI, con una foto en blanco y negro de una fosa común y los cadáveres de un centenar de muertos en sábanas blancas.

“Al LEGALIZAR LAS DROGAS la sociedad abandona al ADICTO, con la imagen de un rostro juvenil angustiado.

Particularmente me llama la atención el tema de la eutanasia. El mensaje de choque inicial no se justifica con la información que se ofrece sobre el tema. Sin embargo, la primera impresión para el lector despistado, es que al legislarse la eutanasia, el gobierno iniciaría un programa de exterminación masiva al estilo del nacionalsocialismo.

A continuación se aborda por fin el tema de las elecciones. El texto combina los colores verde y rojo, en asociación tal vez casual al codigo universal del semáforo: verde = sigue, rojo = alto y alerta. Sin embargo, también remite a los colores de la bandera nacional.

El domingo 3 de julio, México tiene una nueva oportunidad

Para DEFENDER LA VIDA en todas sus etapas.

Hay TEMAS FUNDAMENTALES en esta elección...

Tu voto SÍ IMPORTA.”

Supongo que la elección del color azul para el mapa de México, el mismo color del partido de derecha es mera casualidad. Por supuesto que hago una lectura subjetiva de todo ésto, pero se trata de asociaciones espontáneas que seguramente hacen otros lectores.

En el espacio destinado a la presentación de los “candidatos”, éstos aparecen en una serie de cuatro tablas, correspondientes a los estados de Nayarit, Coahuila, Hidalgo y Estado de México. Cada tabla está dividida en cinco columnas: candidato, partido, semblanza, postura y perfil. El único candidato que obtiene luz verde es el del Estado de México por el PAN y PRD. “Voto Católico” enuncia la “postura” del candidato como:

“Se declara a favor de defender la vida desde la concepción, defiende el matrimonio tradicional entre hombre y mujer y se opone a legalizar las drogas”

En la columna denominada “perfil” aparece el ícono en color verde de la mano con el pulgar hacia arriba.

Para el resto de los candidatos la columna “postura” le advierte al ciudadano católico por ejemplo, que el candidato “x”:

“Defiende el aborto. Se desconoce su postura sobre las uniones homosexuales, la eutanasia y la legalización de las drogas”.

En la columa “perfil” aparece entonces el ícono de la mano en color gris con el pulgar hacia abaro. Para otros candidatos aparece también un signo de interrogación de color azul.

Sin embargo, supongo que al ciudadano católico le interesaría saber qué opinan los candidatos respecto a los cuatro temas que para “Voto Católico” resultan tan importantes. Muy poco ayuda el indeterminado y vago “Se desconoce...”. ¿No hubiera sido mejor que “Voto Católico” preguntara directamente a cada candidato para ofrecer a la población que pretende alcanzar con sus mensajes, respuestas concretas? Si los candidatos no se han manifestado al respecto dentro de sus programas de campaña y si la prensa no los ha cuestionado tampoco, bien podría haberlo hecho una comitiva de prensa del grupo que patrocina la costosa campaña. ¿Perdieron la oportunidad, no se les ocurrió o no lo intentaron?

En lugar de ello, “Voto Católico” se limita a ofrecer una serie de conserjos de “cómo votar” y “cómo no votar”. Entre las recomendaciones “Para VOTAR como CATÓLICO hay que:”, encuentro los puntos 2 y 3 contradictorios.

“2. Decidirse a dejar que la fe ilumine mis opciones políticas”

“3. Informarse de la postura de los a candidatos” (sic).

Si me informo de la postura política de los candidatos, entonces tomo una decisión racional y no necesito que me ilumine la fe para otorgar mi voto.

En las recomendaciones de “cómo NO VOTAR” se advierte de los peligros que representa el dejarse llevar por las apariencias.

“2. No decidas tu voto de acuerdo a la apariencia, personalidad, o “fuerza mediática” del candidato. Algunos candidatos atractivos, carismáticos y que “suenan capaces” no son necesariamente buenos y no deben ser elegidos, mientras que otros candidatos, que podrían no ser atractivos o poco inspiradores, y poco carismáticos ante las cámaras, podrían promover y generar leyes que estén de acuerdo con los principios cristianos básicos”.

Particularmente no puedo recordar a ningún candidato en campaña que sea atractivo o carismático. Por otra parte, en el punto 5 se oculta un acertijo más que una utopía. La última frase es fantástica.

“5. No premies con tu voto a candidatos que están en lo correcto en temas no muy particulares pero que están equivocados en temas morales fundamentales. Un candidato puede tener un récord de apoyo a las leyes exactamente igual a lo que buscas, y al mismo tiempo haber votado a favor, por ejemplo, de la eutanasia. Ese candidato no se merece tu voto. Los candidatos tienen que aprender que al estar equivocados incluso en uno solo de los valores o principios no negociables es suficiente para excluirlos de nuestra consideración”.

Last but not least... ¿Quién está detrás de ésta iniciativa civico religiosa? Muy abajo, en tipografía muy pequeña y gris, encuentro finalmente el “Quienes somos”:

“Voto Católico es iniciativa de un grupo independiente de católicos mexicanos residentes en Estados Unidos, la mayoría de nosotros en California, pero también en Texas, Arizona, Nuevo México y Colorado”.

Al grupo de paisanos en el extranjero preocupados por los rumbos de la fe y la política nacional se les puede seguir también en una cuenta de facebook desde el 23 de junio. Hasta hace apenas unas horas contaban con 378 seguidores.

Nota: Todas las negritas de las citas corresponden al texto original.

Antonio, gracias por el tip y el “trip” cibernético.

domingo, 19 de junio de 2011

Las preferencias médicas personales de Carlos Mota.

Carlos Mota no es médico ni es una persona medianamente informada en temas de salud o de investigación científica. Carlos Mota es tan solo un experto en negocios con credenciales suficientes para hablar de temas de negocios y cuyo trabajo consiste en dar clases, dirigir programas de televisión, entrevistar gente y hacer comentarios en las columnas de opinión de periódicos y revistas o en espacios de televisión y radio.

La aclaración es pertinente porque en el número de Junio de 2011 de la revista GQ (edición México), el Señor Mota escribió un comentario llamado “MELOX O LA ACUPUNTURISTA” en la sección “MENTE DE NEGOCIOS” en el que, después de comentar su anécdota personal con la medicina (sin adjetivos) y con algunas disciplinas alternativas (homeopatía y acupuntura) concluye dándole una mayor verosimilitud a la eficacia de éstas últimas:

“Ahora cada vez que sufro de reflujo o tengo una mala tarde de gastritis aparecen siempre dos opciones: Melox o la acupunturista; en otras palabras: la ciencia de SanofiAventis  versus la tradición centenaria  china que reequilibra los pulsos eléctricos del cuerpo. No estoy peleado con la medicina alópata, pero ahora, de cada cinco ocasiones en que requiero atención, en cuatro utilizo los servicios de la acupunturista y en uno el de los gastroenterólogos”

Hasta aquí puedo entender (aunque no compartir) la decisión personal de don Carlos, que no descarta por completo el uso de la medicina, pero la evita en 4 de cada 5 casos, con lo que le otorga mayor confianza a las alternativas mencionadas que a un tratamiento probado. Es importante hacer notar que el Señor Mota no escribe como un experto en el tema, sino como una persona que cuenta una anécdota personal que de acuerdo a su forma de pensar justifica una decisión personal. Quien lea el texto con total objetividad no debe encontrar otra cosa en éste.

Me alegra saber que los males del Señor Mota han sido hasta hoy de una naturaleza tal que el efecto placebo ha sido suficiente para hacerlo sentir mejor mientras su organismo se las ha arreglado por sí mismo para remediar el problema. Sin embargo, hay un aspecto importante, desde la perspectiva del pensamiento crítico, en la forma en que el Señor Mota racionaliza su decisión personal de preferir las terapias alternativas a la medicina, en el siguiente párrafo:

“Siempre me ha llamado la atención que el discurso de Big Pharma  –las  grandes
empresas farmacéuticas globales- incluye una especie de mensaje sutil: la única forma de vivir saludable y de remediar nuestros males de la salud incluye, necesariamente, a la ciencia y sus soluciones: la medicina alópata, los hospitales, los médicos que documentan en artículos referidos sus hallazgos.  Big Pharma premia la investigación científica, nos dice qué porcentaje de pacientes con tales o cuales síntomas desarrollan tal o cual complicación. Pero lo llamativo no es eso, que ya es casi costumbre, sino que nunca he escuchado una explicación,  ni siquiera una insinuación, para conocer la opinión de esa comunidad científica respecto de cómo han hecho los pueblos milenarios para tener personas saludables, longevas y que nos han heredado este mundo.”

No sé en dónde ha leído el Señor Carlos Mota ese mensaje tan sutil pero estoy seguro que no en las insinuaciones de la “comunidad científica”. Yo creo que soy más o menos de su edad y he conocido muchísimos doctores en medicina, tanto como familiar, amigo, conocido, paciente, familiar de pacientes o lector, y nunca he leído o escuchado que ese mensaje se haga manifiesto, ni siquiera en el sutil entrelineado que da a entender el Señor Mota y que sospecho que es producto de su imaginación. Es más, normalmente cuando he sido un paciente con alguna molestia y llego a ver a un médico, el mensaje nada sutil que percibo es que mi problema se debe a malos hábitos personales como leer demasiado en computadora, comer en exceso, tomar demasiado café o sonarme la nariz con la boca cerrada (y otros peores que no menciono aquí por no excitar el seguro inexistente morbo del lector).

Para completar, la pregunta de Carlos Mota remata con lo siguiente:

“En otras palabras ¿cómo han hecho India o China para llegar al siglo XXI antes de
que existieran GlaxoSmithKline, AstraZeneza, Novartis, Bayer, Teva, Eli Lilly y demás laboratorios? ¿Qué metodologías médicas lograron que en los cuarenta mil años de historia del hombre sobre la Tierra perdurara la raza humana?”

Creo que Carlos Mota no sabe mucho de ciencias naturales, ya que su forma de plantear la pregunta de “¿Por qué nadie me explica cómo sobrevivieron los chinos antiguos sin la industria farmacéutica contemporánea?” contiene varios errores de concepto, por no decir de falta de conocimiento:

1)      Se queja de no escuchar ninguna explicación a ese punto por parte de la comunidad científica, y pide por lo menos una insinuación. En realidad hay no sólo insinuaciones, sino explicaciones nada sutiles. El fallo aquí es que no basa su opinión en la falta de una explicación verosímil al dilema que plantea, sino a que dicha explicación no le ha sido dada a él. El hecho de que él no haya escuchado una explicación verosímil no prueba que ésta no exista, sólo que él la desconoce.

2)      Para empezar, las antiguas civilizaciones de China e India sí tenían disciplinas medicas que funcionaban, sólo que no tenía la estructura organizadora de las disciplinas científicas de la era postindustrial. No todos los chinos de la antigüedad se curaban con agujitas clavadas en la piel, aunque es posible que varios de los que sí lo hicieron hayan pescado alguna infección en el intento. Las medicinas tradicionales de todos los pueblos antiguos no dejaron de usarse con la aparición del método científico, sino que se usaron como cuerpo de conocimientos base para la aplicación de éste. Por ejemplo, los pueblos antiguos del mediterráneo usaban la corteza del sauce blanco para aliviar el dolor. Hoy no usamos el sauce blanco, pero usamos un compuesto extraído de esa planta y sometido a pruebas clínicas: el ácido acetilsalicílico.

3)      Lo que no existía en la antigüedad era el término “alópata”, que fue inventado junto con la homeopatía en el siglo XIX para designar a las prácticas médicas que no seguían el principio propuesto por Hahnemann de que “lo similar cura lo similar”. La práctica médica de los pueblos antiguos era, salvo excepciones, mucho más parecida a lo que Carlos Mota llama “alópata” que a la homeopatía.

4)      La homeopatía era completamente desconocida para los chinos y para el resto de la humanidad hasta el Siglo XIX, época en que el médico Samuel Hahnemann la inventó. Si dice que la homeopatía, le “…estabilizó el aparato respiratorio y, milagrosamente, también el sistema digestivo…” ¿Por qué no se pregunta también cómo conservaron las facultades respiratorias y digestivas los seres humanos que vivieron antes del siglo XIX?

5)      Es más, si la acupuntura sólo se usaba en China (y sus alrededores) y la homeopatía no existía hasta el siglo XIX ¿Cómo sobrevivieron los egipcios, griegos, aztecas, mayas, vikingos e incas durante tanto tiempo?

6)      Hace como 150 años un señor llamado Charles Darwin explicó como sobreviven y se adaptan las especies y los individuos en un ambiente de competencia biológica. Al día de hoy ésta es una de las teorías científicas con mayor aceptación, estudio y difusión en el mundo y no solo insinúa, sino que también explica como pueden sobrevivir los organismos más aptos y transmitir sus genes a la siguiente generación. Los que no lo logran mueren. La explicación que Carlos Mota no ha escuchado por estar captando sutiles mensajes del malévolo monstruo denominado “big pharma” está ahí. Hace cuarenta mil años la única metodología médica posible consistía en dejar atrás al que enfermaba y continuar adelante con los que podían sobrevivir, más o menos lo que siguen haciendo el resto de las especies del planeta.

Entiendo que Carlos Mota es experto en negocios, así que yo mejor plantearía preguntas relacionadas con el aspecto comercial del caso:

1)      Si la homeopatía y la acupuntura son lo preferible en el 80% (4 de cada 5) de los casos y su aplicación es muy barata ¿Por qué los seguros de gastos médicos mayores no las imponen en lugar de los costosos tratamientos que los asegurados reclaman?

2)      ¿Qué negocio es más redituable: ese en el que se invierten enormes sumas para investigación y desarrollo, sumas que necesitan repercutirse en los precios al consumidor final para poder sostenerse en el mercado o, el alternativo, en el que no se requiere investigar nada y no hace falta ningún costoso insumo como no sea la fe del paciente?

Son preguntas.

miércoles, 15 de junio de 2011

Los zombis en ¡Magufos!

A la derecha de este blog, ahí en donde hay varios logotipos, estoy colocando un enlace al sitio Magufos.com.  Este sitio es un agregador de blogs (también le llaman “planeta”) con temas sobre escepticismo y divulgación científica, temas que nos dan, como dirían en mi pueblo, en la mera pata de palo a los Zombis que aun sobrevivimos en Carthago.


Hay blogs bastante interesantes (muchos cuya existencia yo desconocía) listados en Magufos.com. Es buena idea darse una vuelta por ahí, hay sitios interesantes y que publican muchísimo más que nosotros. Cosa difícil, si es que posible.

Después de este anuncio, los Zombis de Carthago regresamos a nuestras actividades habituales que son, además de comer cerebros, tratar temas sobre escepticismo, pensamiento crítico, divulgación científica, y lo que se nos ocurra también ¿Por qué no?